martes, 22 de julio de 2008

Luna

Puedo ver el reflejo de tus ojos en la ventana, puedo sentir tus manos recorriendo mi pecho, puedo persibir tu aroma como un fulgor en la oscuridad, pero cuando llega el momento donde mis ojos te buscan en la habitación mis lágrimas descienden por mi rostro lenta y dolorosamente, creando una estela de aflicción y amargura.
Mientras vuelvo la vista no dejo de pensar en la imagen que aún tengo de ti, me nubla la conciencia y vago entre recuerdos. La luna no te quiere de regreso y temo que su desicion dure lo suficiente como para caer en su perpetuo deseo. Ya sea el fin de las eras o el comienzo de un momento seguiré imaginandote en la ventana, mientras el astro blanco me lo permita.

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